El pasado domingo el Barcelona ganó a un Valencia en posiciones de descenso y terminó la jornada 8 de la liga con un +9 sobre su principal competidor: el Real Madrid. Los de Xavi volvieron a la senda del unocerísmo, bastante recurrente en la presente campaña. Este resultado bastó, al igual que en el Bernabéu, para sacar adelante el partido, aunque las críticas han sobrado por la falta de brillo en el juego. Lo cierto es que, si bien la exigencia es indispensable para el crecimiento del equipo, si no se toma en cuenta el contexto de los últimos partidos se estaría obviando la realidad que atraviesa el club.
Los hándicaps de la temporada
El Barça comenzó la campaña 2022-23 siendo uno de los protagonistas del mercado de fichajes. Los nuevos jugadores necesitaban tiempo para adaptarse en una temporada en la que habría un mundial de por medio, razón por la cual la fase de grupos de la Champions se comprimió en poco más de un mes. A los blaugranas les tocó un grupo complicado con partidos de alta exigencia contra el Bayern y el Inter. Para sumar, las lesiones de Araujo y Koundé llegaron en el peor momento, cuando el equipo apenas arrancaba.
Además, los culés se vieron perjudicados por actuaciones arbitrales cuestionables, como la de Pamplona que dejó al máximo goleador del equipo fuera de los terrenos de juego durante tres fechas de Liga por tocarse la nariz. Con todo, el Barça cerró la primera vuelta como líder en solitario con un balance de 16 victorias, 2 empates, una derrota; 39 goles a favor y tan solo 7 encajados. Todo ello con salidas a escenarios complicados como el Metropolitano, el Villamarín, El Sadar, el Reale Arena y el Bernabéu, dejando algunas actuaciones notables y otras sin tanto brillo.
El bache
En medio de una temporada fuera del guion habitual y con un equipo en plena construcción, el Barça llegó a febrero en un estado competitivo casi inmejorable. Ganador de la Supercopa de España, líder en solitario de la Liga y avanzando en las eliminatorias de Copa del Rey. Por lo demás, la única mala noticia era la lesión de Dembelé que el equipo estaba sabiendo tapar. Pero el fútbol es de dinámicas y tarde o temprano llegaría el bache. Finalmente llegó en el peor momento posible. Con una enfermería que se iban ensanchando, jugadores que cumplían su ciclo de amarillas en Liga y una visita al Bernabéu a la vuelta de la esquina.


Al igual que en la campaña pasado, luego de la eliminación en Europa League, el equipo, ahora con un Pedri sumado a la lista de lesiones, perdió su siguiente partido de Liga. En esta ocasión frente al Almería, con un juego bastante plano y con nada de brillo. De ahí, lo importante era salir lo más pronto posible de ese bache y volver a coger una dinámica positiva que diera tiempo de recuperarse a los lesionados, que para colmo habían sumado a Lewandowsky y a Christensen a pocos instantes del Clásico.
Asalto al Bernabéu
El Barça llegó al Bernabéu perdiendo a casi toda su columna vertebral en el juego. No quedó más que adaptarse. Saber si Xavi planteó desde el inicio el partido que vimos frente al Madrid o si fue más mérito del rival, es imposible. Pero lo cierto es que en la gran mayoría de los partidos el Barça ha sido dominador frente a su rival, sea de la envergadura que sea. Pese al relato de la prensa, los culés son el equipo con más posesión de la Liga, promediando un 64,1%.
La actitud de sobrevivencia de los últimos encuentros es más una excepción que la regla para los de Xavi. Es decir que, contrario a lo que dictan los medios, no se renunció al ADN, el equipo entendió las circunstancias y su nivel competitivo estuvo a altura para poder sacar adelante un partido en el que el contexto era ampliamente desfavorable.
El Barça más líder
La situación no cambió mucho para el partido contra el Valencia. El equipo recuperaba a Christensen, pero perdía a Gavi por sanción. Además, Frenkie llegaba con el tono físico muy justito y el equipo en general venía de un derroche físico tremendo en los últimos dos meses en los que se decidió el camino de los culés en la Supercopa, la Europa League, la Copa del Rey y La Liga.
«Frenkie tenía una molestia en el isquio. Ya acabó muy fatigado en el Bernabéu. Podía ir a más y hemos querido ser cautos.»
Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona.
Nuevamente, hubo poco brillo, sobre todo después de la expulsión de Araujo, pero el equipo se quitó de encima la posibilidad de entrar en una dinámica negativa en un momento clave de la temporada. Perder o empatar alguno de estos dos últimos partidos, o incluso ambos, hubiese sido un golpe emocional para un Barça que hoy sigue vivo y pelando hasta el final en todas las competiciones nacionales.
Desde 2019 el Barça no era tan líder en La Liga, habiendo encajado tan solo 8 goles en 24 jornadas, de los cuales solo 1 se encajó en el Camp Nou y fue desde el punto penal. Con estos datos, se ha convertido en el primer equipo en la historia de La Liga en lograr semejante hazaña. Aún con el canguelo que se había hecho como premonición desde la capital, antes del Clásico, el Barça logró colocar dos puntos más de distancia con respecto al Madrid.
Poco brillo, más implicación
A pesar del poco brillo, marcado en gran medida por el contexto, el Barça ha estado excelso en defensa permitiendo tan solo un tiro a puerta en sus últimos dos partidos. Se ha recuperado el compañerismo, la intensidad y el compromiso. Eso no quita que haya que hacer la autocrítica necesaria para que el equipo siga creciendo en cuanto a fútbol, pero eso sí, sin obviar los pormenores de esta temporada. Cuanta razón tenía Xavi cuando decía que el Barça es el equipo más difícil del mundo.