Argentina se proclamó campeona del mundo el pasado 18 de diciembre al vencer a Francia en la final por 4-2 gracias a los penales, tras empatar a 3 en los 120 minutos que duró el partido. Lionel Messi se vistió, una vez más, de divinidad del balompié. Así, ayudó a su equipo a lograr su tercera estrella dorada con dos goles y conseguió ganar su primer mundial.
Una imagen que habla por sí sola
La imagen de Messi levantando la copa del mundo ha entrado en la historia del fútbol. Es la consagración del más grande de todos los tiempos, elevando al cielo el único título que le faltaba en sus vitrinas.
La felicidad de Leo es palpable desde el mismo momento en el que Montiel anota el penalti definitivo. Arrodillado y casi llorando de emoción, se funde en un sentido abrazo con su compañero Leandro Paredes. Ambos son campeones del mundo, pero Messi ha ganado algo más: ha conseguido el respeto unánime de los aficionados argentinos, los mismos que una vez le acusaron de pechofrío y pedían que se marchara de la selección.
Es la redención después del sufrimiento; es el perdón después del castigo; es la felicidad después del llanto. Es Leo Messi, el mejor futbolista de la historia, asimilando que se situaba en lo más alto del mundo del fútbol. Era el momento. Era SU momento.

Acallando críticas
En sus más de 15 años de carrera, Leo ha tenido que convivir con un sinfín de críticas que le acosaban año tras año, tanto en el Barça como en la selección. Primero en Argentina, donde se le acusaba de no rendir al mismo nivel que en Barcelona. Cuándo trasladó la excelencia de su fútbol del club a la selección, entonces se le acusaba de ser un capitán sin alma, no como Maradona, su reflejo futbolístico. Esto casi lo lleva a abandonar la selección. De hecho, tras perder la Copa América en 2016 quiso poner punto y final a su estadía en la albiceleste, pero decidió seguir y aguantar. Luchando contra todo y contra todos.
Estando en el Barça también ha sido foco de muchas críticas. De Leo se ha dicho que no aparece en los momentos importantes, que va siempre con la cabeza agachada en las debacles del conjunto culé, e incluso se han atrevido de culpabilizarle de la situación económica del club. En resumen, un conjunto de calumnias y desprecios que Messi aguantó de forma elegante, y a sus críticos respondía en el terreno de juego, donde mejor habla, regalando recitales de buen juego.
El «GOAT» indiscutible
No es por haber ganado 42 títulos colectivos, ni por haber ganado 7 balones de oro, ni 6 botas de oro. Messi no necesita títulos para ser el mejor. La gente recordará a Leo como el jugador que convirtió en fácil lo más complicado.
El fútbol no son números, sino momentos, emociones y sentimientos. Para los amantes del buen fútbol, no ha habido otro jugador que haya regalado tantos momentos icónicos, tantas jugadas imposibles, tantos goles antológicos, tantos regates impresionantes…
Las comparaciones son odiosas, y en muchos casos no ayudan. Pero con Messi no hay comparación. Ha superado a todos las otras grandes leyendas del fútbol. Messi es mejor que Pelé, que Maradona, que Cruyff, que Ronaldo Nazario, que Cristiano Ronaldo y que todos los futbolistas de la historia.
Estos últimos años se ha creado un debate sobre si era mejor Messi o Cristiano Ronaldo. Siendo ambos excelentes jugadores, Messi es mucho mejor que Cristiano Ronaldo. No tienen punto de comparación. El argentino ha sido la piedra angular del mejor equipo de la historia y ha creado devoción por el fútbol, no por la cantidad de goles y asistencias al final de la temporada. Y aún así hay gente que quiere seguir alimentando el debate entre el argentino y el portugués. Messi, con esta victoria en el Mundial, se ha encargado de cerrar un debate que nunca debió existir.
Gracias Leo
Leo Messi ha sido una bendición para los amantes del fútbol. Pasarán los años, aparecerán miles de futbolistas con un talento descomunal, pero jamás volveremos a ver algo como Messi. Nada mejor, ni nada parecido. La magia que guarda en sus botas es un regalo para el balompié, así que, independientemente de si has tenido la suerte de disfrutarlo o la desgracia de sufrirlo, hay que reconocer la grandeza de este jugador.
Gracias Leo, por ser futbolista, por ser culé y por haber contribuido a mejorar el mundo del fútbol.
