Ya son años donde el Barça ha sufrido multitud de acciones perjudiciales que han privado al equipo celebrar ciertos triunfos. Sin ir más lejos, en enero de 2017, el Barça no pudo imponerse al Real Betis Balompié por un gol que no llegó a contar en el marcador y por ende, no ganar La Liga. La duda es si con el VAR también se hubiera perdido esa liga.
Con esto debemos preguntarnos: si sin el VAR ya era complicado, como es posible solventar estas situaciones, con multitud de cámaras que enfocan un solo objetivo y no son capaces de dar una respuesta contundente.
El VAR y sus constantes errores
La realidad es que desde que existe el VAR, son muchos los equipos que han sufrido perjuicios arbitrales. No se entiende cómo pueden seguir ocurriendo semejantes errores con la cantidad de recursos con los que se cuentan para, precisamente, evitar situaciones desiguales.
En el caso del Barça el asunto se agrava, en tanto que son muchos los partidos donde se manifiesta una especial duda ante las decisiones arbitrales provenientes del VAR. Nadie parece entender su funcionamiento ni el orden en el que trabaja las jugadas. Fueras de juego, posibles manos, empujones son solo algunas. Asusta la cantidad de acciones posibles y la falta de soluciones existentes.

El Barça vs Inter, la última del VAR
En la noche del 4 de octubre de 2022, el Barça sufre una nueva derrota europea marcada, como parece ser la tendencia, por una nueva polémica. Si bien el juego del equipo no ha sido el adecuado, sufriendo defensivamente y con un ataque poco imaginativo y acertado, la polémica ha empezado por un gol anulado al Inter que había subido al marcador. Eso sería el principio del todo.
Ya en la segunda mitad, el Barça empataba a través de un gol de Pedri. Pero la polémica empezaba aquí: Ansu, previamente al centro de Dembele para que el canario acabara marcando, tocaba la pelota con los dedos de su mano de forma involuntaria. Las reglas de la Fifa aclaran que si no es el jugador que toca la pelota con las manos el que marca, el gol es legal. En este caso, por orden del árbitro, no lo era.

No solo con esto, a finales de la segunda parte, en otro de los cientos de centros metidos desde la banda derecha, Dumfries tocaba la pelota de forma descarada con la mano. El árbitro, gastando 3 de los 8 minutos de tiempo de añadido, decidía que no era penalti, pero la realidad marca que la pelota si que toca al jugador del Inter, provocando un penalti, que, efectivamente, no se ha acabado pitando.
La realidad es que hay que seguir adelante, trabajar para jugar de mejor forma y evitar sustos europeos que pongan en la palestra el esfuerzo hecho en verano con el equipo. Solo el tiempo dirá cómo acaba esta fase de grupos que parece interminable.
