El crack brasileño, Ronaldinho Gaúcho, se comprometió con el club azulgrana para liderar un cambio de ciclo después de cuatro temporadas sin levantar títulos.
Ronaldinho: un gran golpe de efecto por parte del Barcelona
En la historia del Fútbol Club Barcelona encontramos numerosos episodios que marcaron un punto y a parte en el club. El fichaje de Ronaldinho Gaúcho tras un interminable culebrón es, sin duda alguna, uno de esos momentos que la afición azulgrana recordará toda su vida.
El crack brasileño, después de unas largas negociaciones con el PSG, se comprometía con el Barcelona con el objetivo de liderar el nuevo proyecto de la junta directiva de Joan Laporta, que poco antes había ganado las elecciones del club. Su llegada fue vista como el relevo de otros grandes jugadores brasileños que habían vestido la camiseta azulgrana, como Romario, Ronaldo o Rivaldo.
Con su fichaje, el Barcelona pudo completar un cambio de ciclo y volver a competir por títulos. Laporta había prometido que con él de presidente llegarían grandes jugadores y, pese a que el principal candidato era Beckham, finalmente el fichaje fue Ronaldinho. El brasileño tuvo la valentía de aceptar el reto que le propuso Laporta y el vicepresidente, Sandro Rosell, que fue clave en las negociaciones.
El Barça pagó un total 25 millones de euros más otros cinco en variables al PSG y el jugador firmó por cinco temporadas. De esta forma, el cuadro catalán se adelantaba al Manchester United, que unas días antes se postulaba como el nuevo destino del jugador.

Un primer año complicado
Ronaldinho aterrizó en la Ciudad Condal el 19 de julio de 2003. A su presentación acudieron unos 25.000 aficionados que, después de tantos años, volvían a sentir ilusión por el equipo. Poco tardarían en comprobar su potencial. En su primer partido en el Camp Nou, en la segunda jornada de Liga ante el Sevilla, Ronaldinho recorrió el campo, recortó en carrera a Martí, le hizo un túnel a Casquero y ante la presencia de Javi Navarro, disparó duro y seco. El balón pegó en el larguero y el portero del Sevilla no pudo hacer nada. Primer golazo del brasileño.
Aquel gol fue una de las pocas alegrías para la afición culé en los primeros meses de la temporada. Los resultados eran horribles y Frank Rijkaard estuvo a punto de ser cesado. Además, Ronaldinho se perdió varias semanas de competición por lesión y el conjunto azulgrana acabaría la primera vuelta situado en la 7a posición a 16 puntos del Valencia, el líder.
En la segunda vuelta, el jugador brasileño sería la clave de la reacción del equipo. Se consiguió superar una desventaja con el Madrid de 15 puntos y se llegó a disputar el título al Valencia, aunque finalmente el Barcelona acabó segundo. Ronnie, con 15 goles y 6 asistencias, fue el promotor de aquella remontada.
Ronaldinho se convirtió en el número uno
La segunda temporada significaría el inicio de una nueva era. El Barça sentenciaría la Liga con un empate en el campo del Levante en la antepenúltima jornada y Ronaldinho conquistaría a Europa con su magnífico gol ante el Chelsea, aunque no bastaría para pasar a cuartos de final en la Champions.
El brasileño era el jugador del momento, capaz de crear jugadas inéditas y de liderar a todo un grupo. Los premios sólo reflejaban su superioridad: dos FIFA World Player (2004 y 2005) y el Balón de Oro, que recibió el mes de noviembre de 2005. Ronaldinho encajó dicho reconocimiento con su humildad de siempre. «Estoy completamente emocionado viendo cómo los mejores futbolistas de todos los tiempos me aplauden».
El equipo funcionaba y Ronaldinho iba a más, pero aún faltaba algo para conquistar Europa: levantar la Champions League.
La ansiada Champions League
Después de ganar su primera Liga con el Barcelona, Ronaldinho expresaría su deseo de ganar la Champions. «Yo le debo al club más que él a mí. Por eso quiero ayudar a conquistar títulos: la Champions sería histórica». La máxima competición continental era su objetivo porque ya era campeón del Mundo con Brasil tras lograr el campeonato de Corea y Japón en el año 2002.
En la temporada 2005/2006, el Barcelona volvería a levantar el titulo liguero tras superar al Real Madrid, segundo clasificado, por 12 puntos. Ronaldinho anotaría 17 goles y repartiría 15 asistencias. En Europa, el Barcelona se vengaría del Chelsea en octavos de final en una eliminatoria que acabaría con un marcador global de 3-2. Posteriormente, derrotaría al Benfica y al Milan. Ya solo quedaba el Arsenal para volver a campeonar en Europa.
La final se disputaría el 17 de mayo en el Stade de France de París. El Arsenal llegaba imbatido, sin encajar ni un solo tanto en las rondas finales de la competición.
En el minuto 18, Lehmann sería expulsado dejando a los suyos con 10. La portería pasaría a ser ocupada por Almunia. Pese a ello, el Arsenal se pondría por delante con un gol de cabeza de Campbell. En la segunda mitad, la entrada al campo de Iniesta, Larsson y Belletti marcarían el inicio de una remontada. Primero Eto’o en el 76 a pase de Larsson y luego Belletti en el 81 también a pase de Larsson. El Barcelona ganaba 2-1 la final y conseguía levantar su segunda Copa de Europa.
Ronaldinho no tuvo un papel muy destacado en aquella final, pero su participación si fue clave en las rondas previas, anotando un total de 7 goles.

El declive
Después de esa temporada, ya nada volvería a ser igual.
La carrera de Ronaldinho cambió de forma radical a partir del Mundial de Alemania de 2006. Su actuación, igual que la de su selección, fue bastante lamentable. Además, había que sumar el desastre en la Supercopa de Europa ante un Sevilla muy superior y la debacle en el Mundialito de Clubes ante el Internacional de Porto Alegre.
Durante la temporada 2006-2007, Ronaldinho vivió de jugadas puntuales. Alcanzó su mejor registro anotador en Liga (21 goles), pero pese a ello su desidia era cada vez mas palpable. El ídolo estaba perdiendo el apoyo de la afición, se publicaba que salía por la noche y llegaba tarde a los entrenos. Finalmente, el brasileño se sentenció cuando se negó a jugar ante el Recreativo de Huelva.
De cara a la temporada 2008/2009, con la llegada de Pep Guardiola al banquillo culé, se tomó la decisión de traspasar a Ronaldinho al Milan. Se acababa, de esta forma, una etapa que siempre será recordada por la afición azulgrana, aunque para sorpresa de todos, lo mejor aún estaba por venir.
